He tenido que realizar un artículo sobre la colección primavera-verano 2010 de Alexander McQueen, que podéis ver fotografíada en Style.com o en vídeo en la propia web del creador. El reto era grande, por todo lo que esta presentación significa y por contar mi visión acerca de un desfile comentado ya cientos de veces. Como comunicador de moda intento huir de los análisis frívolos, vacíos y poco profesionales que se pueden ver, en ocasiones, en televisión, revistas o consultar en internet. La moda no es simplemente un "qué se trae esta temporada" o "qué nos vamos a poner". La moda es, en determinadas ocasiones, un arte, y debe ser tratada como tal. Sin más, comenzamos.

Belleza amenazada. Apocalipsis para la primavera 2010.
"París acogió un relato épico sin igual en el desfile primavera-verano 2010 de Alexander McQueen. Pasado, presente y un futuro posible se dieron cita, durante 20 minutos, en un escenario de ciencia ficción y tintes catastróficos.
Apasionado buceador en sus ratos de ocio, el diseñador británico buscó en los fondos marinos la inspiración para una colección fascinante. Bajo las aguas del Mediterráneo soñó descubrir los restos de una de las civilizaciones más avanzadas de la antigüedad, la de los habitantes de la Atlántida, isla legendaria desaparecida en el mar tras un gran terremoto. Sociedad ideal descrita y defendida por el filósofo griego Platón como una historia verdadera.
Como introductora de lujo, Raquel Zimmermann comenzó el cuento capturada en vídeo, desnuda y cubierta de reptiles como muestra de la fina línea que separa la pura perfección y belleza de la amenaza de la soberbia. Una pregonera de un imperio que es divino y humano a la vez. Pero, ¿qué es la Atlántida para McQueen?
La Atlántida es tierra y vegetación. Marrones y verdes en camuflajes florales, desde la arena de sus desiertos a lo profundo de sus bosques, plagados de orugas, insectos hoja y mariposas. Y es selva, exuberante y sobrecogedora, con serpientes multicolor retenidas para siempre en geniales mini vestidos gracias a la tecnología de impresión digital. Y a sus pies, armadillos, bestias duras como la roca para caminar por sus praderas, escalar sus montañas y adentrarse en sus volcanes. Zapatos defensivos para belicosas atlantes en su dura lucha contra los griegos.
Y la Atlántida es agua, es el azul donde habitan híbridos de mujer y mamífero marino, peces de escamas de tonos vibrantes, es olas, espuma y arrecifes coralinos que esconden razas fantásticas de monstruos antidiluvianos. Medio de transporte mitológicamente exclusivo. Calzado abisal regalo de Poseidón, dios y señor de esta isla que pobló con sus descendientes, nacidos de una mujer mortal.
Y la Atlántida es mineral, del negro carbón al gris acero. Firmes regidoras de un mundo políticamente perfecto, armónico, ceñidas en algodón y cuero. Jueces que ejercen en edificios sustentados por intricadas estructuras de hierro, ya oxidadas por el tiempo. Tacones de infarto para mantener un gobierno.
Y la Atlántida es cielo y santuario, templo traslucido de semi-diosas de piel irisada, envueltas en nubes de tejido tecnológico, donde se fusionan seda y metal. Vapor etéreo con el que surcar el firmamento del alba al ocaso.
Y la Atlántida es destello. Un cierre brillante, definitivo. Final apocalíptico para un mundo condenado. Castigo divino a la soberbia de un pueblo. Soberbia que llega hasta nuestros días, en nuestra Tierra, donde el deshielo amenaza un equilibrio perfecto.
Alexander McQueen resucita a Platón con un relato hecho moda, trasmitido al mundo entero en directo, gracias a la magia del streaming y las conexiones de banda ancha. Dos grandes ojos robóticos fueron los encargados de hacer llegar a más de un millón de seguidores su historia con moraleja. Tenemos una sociedad avanzada que cree que todo lo puede, pero no respeta el entorno donde vive. Destruye y transforma a su antojo, pero todo tiene un límite, barrera que estamos sobrepasando.
El creador londinense recurrió a una predicadora de nuestros días para garantizar la difusión de su mensaje más allá de su alcance habitual. Lady GaGa, como si de una profeta musical se tratara, anunciaba 30 minutos antes del desfile, en Twitter, el lanzamiento de su nuevo single en el carrusel. Y la red se colapsó.
Mito y realidad unidos en una escenografía única. Una colección que clama por un cambio pero que lo es en si misma. Patronaje perfecto, herencia de sus años en Savile Row, de cinturas marcadas y hombros prominentes, y colorido sin igual, seña indiscutible de la marca. Mestizaje digno de alta costura entre los avances tecnológicos y la artesanía de antaño.
Todo un espectáculo para los sentidos que llegará muy pronto a las tiendas. Ahora sólo queda esperar y decidir qué tipo de atlante te gustaría ser, la terrestre, la acuática, la mineral o la celeste. Eso sí, siempre con humildad, para evitar el desastre."
Rafael Casanova